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Laura Cámara, sexóloga: “Parece que nosotras somos las únicas que cumplimos años. Ellos no cuentan que ya no se les levanta como antes, pero les pasa”

Sobre el climaterio sobrevuelan muchos mitos y casi todos asustan. Amenazan la depresión, el aumento de peso, la sequedad de la piel, de los genitales, la caída del deseo… La autora aborda en su segundo libro, ‘Sexopausia’, una mirada a esta etapa vital sin catastrofismos.

Pero la menopausia llega a la vida de las mujeres entre los 45 y los 55 años en condiciones normales. Los antecedentes familiares y algunas enfermedades, con o sin cirugía en el aparato reproductor femenino, pueden precipitarla, de modo que en esos casos aterriza prematuramente en la biografía femenina. Esta etapa de la vida sexual y reproductiva se vincula tan frecuentemente con sus sombras, que más que una nueva fase vital pareciera que llega el Apocalipsis. Como si la fertilidad fuese la melena de Sansón.

Muchas temen los sofocos, el insomnio, las pérdidas de concentración, de musculatura, de densidad ósea, de la libido; barruntan que llegarán los orgasmos diluidos, la caída del cabello, los escapes de orina… Todo mal, vaya.

Laura Cámara es enfermera en ginecología y obstetricia, sexóloga y experta en salud sexual y reproductiva. Divulga sobre estos menesteres en el espacio virtual Ginesex y también a través de sus libros. Después de Desearte, ahora publica Sexopausia. Guía para el placer en la menopausia (ed. Vergara), una llamada de atención sobre las luces que también tiene este periodo que dura una media de 30 años. Ahí es nada.

Poner el foco en cómo adaptarse a los síntomas de la menopausia (si llegan) y revalorizar la experiencia y la sabiduría que los años aportan a la sexualidad de una mujer son los ejes de este manual recién salido de la imprenta.

De todas las cosas que creemos saber sobre ella, ¿qué no es la menopausia?

La visión catastrofista. Pensar ‘Dios mío, me va a perjudicar’. Por esta etapa vamos a pasar todas y no tiene por qué ser mala. Solo tenemos que saber qué nos va a pasar para estar preparadas. Es un momento de cambio, una fase fisiológica, igual que la adolescencia, el posparto, etc. No estás premortem. Teniendo en cuenta que va a durar alrededor de 30 años, merece la pena prepararse.

Pero ¿y lo del averno que se supone que se nos viene encima?

 Los síntomas malos venden mucho, pero hay mujeres que no tienen ninguno. Las ideas tan negativas que tenemos están vinculadas a que la edad fértil está vinculada socialmente al ideal de belleza. Se nos premia que estemos guapas y estupendas, pero es ley de vida alejarse de esos cánones. Hay que valorar la experiencia y la madurez, porque a los 50 sabes más que a los 20.

En el libro hablas de menopausias especiales. ¿A qué te refieres?

A las que se producen después de alguna enfermedad o a aquellas que son muy precoces. Mucha gente que sabe que la quimioterapia para tratar un cáncer de mama, por ejemplo, te deja temporalmente sin pelo, pero no que te deja infértil. En estos casos, hablamos de una menopausia agresiva, porque no es progresiva. Todos los cambios suceden de golpe y tiene consecuencias en la vida sexual: falta de deseo, dolor en las relaciones coitales… Sucede de un día para otro y muchas mujeres se sienten perdidas.

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¿Qué hay del descenso de la libido? ¿Cierto o bulo?

No todas las menopausias son iguales ni todas las mujeres notan los mismos cambios. No podemos obviar que existe un descenso en la producción de hormonas. Según cumplimos años el deseo va disminuyendo y no puede ser igual que con 20 años. Pero la clave es que no tiene por qué hacernos sentir mal. Tener menos deseo no tiene por qué producir en sí mismo un malestar. El problema puede llegar si nos comparamos con antes o con otros, si provoca disgusto en la pareja, si pensamos que estamos enfermas…Tener más o menos deseo no es ni bueno. Tenemos que entendernos más y saber qué hacer con los cambios que vivimos.

Explica lo de la atrofia vulvovaginal. ¿Qué les pasa a las vaginas en la menopausia?

El descenso de hormonas causa en diversos grados sequedad en la zona vaginal, lo que puede provocar coitos dolorosos. Pero nuestra sexualidad va más allá de si lubricamos o no. No todas las mujeres notan una mejoría decisiva con los geles. Por eso no tenemos que recurrir a esta solución y ya está, sino entender que nuestra vagina no es un receptáculo sin más y que hay otras prácticas donde encontrar nuestro placer.

¿Sólo nos acordamos de la sequedad en la cama? ¿Qué se puede hacer para paliarla?

La recomendación es empezar a usar hidratantes para la vagina y la vulva, para que la mucosa y la piel estén en buen estado y evitar las molestias del día a día. Y un lubricante para aportar un extra de humedad en las relaciones sexuales y disminuir la fricción. Pero no hay que usarlo solo para el coito. Aplicarlo antes mejora las sensaciones vulvares y te sentirás más excitada. De todos modos, no hay que delegarlo todo en el lubricante. Debemos dejar tiempo a la estimulación y no hay que prescindir de lo que nuestro cuerpo puede hacer.

En el libro, un capítulo se titula ‘Penes abajo’. Tú dirás…

Lo que quiero decir es que parece que nosotras somos las únicas que cumplimos años y que ellos, en cambio, mantienen siempre estable su sexualidad. Y no es cierto. Ellos también tienen cambios hormonales y les afectan. Me da rabia porque parece que solo son nuestros cambios los que nos van a hacer ir a peor. Todos en la pareja tenemos que adaptarnos porque no podemos tener el mismo sexo que a los 20 y si no, lo vamos a llevar mal. A los hombres no se les puede toser en cuanto a sus erecciones, pero pierden potencia. Lo que pasa es que los estereotipos no les permiten hablarlo mientras toman un café y decir ‘Ya no se me levanta como antes’. Pero les pasa.

¿Cuál es el sexo que una mujer menopáusica probablemente no tendrá más?

Nos tenemos que despedir del que consideramos el canon, un sexo muy coital y con una respuesta rápida e intensa. Tenemos que pasar de ahí a un sexo más lento y maduro, donde ponemos en el centro aquello que nos da placer. Es una oportunidad para explorar otras cosas, tomar las riendas. A los 50 el sexo puede ser más placentero porque nos conocemos más y pedimos lo que nos gusta. A lo mejor con 20 no nos atrevemos.